“Somos una compañía de alimentos básicos, líder en Chile. Desde 1949 nos caracterizamos por estar en conexión con la gente a través de nuestros productos lácteos y otros alimentos. Siempre en línea con nuestro propósito de ser apasionados por crear sonrisas a través de nuestros productos.”
Fuente: Reporte de sostenibilidad Soprole 2022.
Trabajadores
1890
Sector Industrial
Alimentos y Bebidas
Según el Informe del Estado del Medio Ambiente 2020, del Ministerio del Medio Ambiente, en Chile se generan 8,1 millones de toneladas de residuos domiciliarios al año. De este total, apenas el 1% se recicla. Entendiendo esta problemática, creamos este programa que busca proponer una solución integral al tratamiento de residuos que genera la industria láctea.
En Soprole llevábamos muchos años buscando una solución integral para el reciclaje de nuestros potes de yoghurt y postres, y los de la industria. En este contexto nace el programa Soprole Sonrisa Circular, el cual surge para dar una olución integral a nuestros envases, en especial los de yoghurt y postres que no tienen alternativas hoy de reciclaje en nuestro país.
Este programa consta de tres pilares que buscan contribuir a una problemática ambiental urgente. Estos son:
Las ciudades son hervideros de ideas, comercio, cultura, ciencia, productividad, desarrollo social y mucho más. En el mejor de los casos, las ciudades han permitido a las personas progresar social y económicamente. En los últimos decenios, el mundo ha experimentado un crecimiento urbano sin precedentes. En 2015, cerca de 4000 millones de personas vivía en ciudades y se prevé que ese número aumente hasta unos 5000 millones para 2030. Se necesita mejorar, por tanto, la planificación y la gestión urbanas para que los espacios urbanos del mundo sean más inclusivos, seguros, resilientes y sostenibles.
El consumo y la producción sostenible consisten en fomentar el uso eficiente de los recursos y la energía, la construcción de infraestructuras que no dañen el medio ambiente, la mejora del acceso a los servicios básicos y la creación de empleos ecológicos, justamente remunerados y con buenas condiciones laborales. Todo ello se traduce en una mejor calidad de vida para todos y, además, ayuda a lograr planes generales de desarrollo, que rebajen costos económicos, ambientales y sociales, que aumenten la competitividad y que reduzcan la pobreza.