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Agenda 2030 requiere USD 4.5 trillones

Según cálculos del Grupo de Desarrollo de las Naciones Unidas, éste sería el costo de la Nueva Agenda de Desarrollo, conformada por la Agenda 2030 para el Desarrollo Sostenible y sus 17 ODS, la Agenda de Acción de Addis Abeba para la Financiación del Desarrollo, el Marco de Sendai para la Reducción de Desastres y el Acuerdo de París sobre el Cambio Climático

La Nueva Agenda de Desarrollo de cara a 2030 representa un cambio de paradigma en la cooperación internacional con los llamados “países de renta media”, señaló Alicia Bárcena, Secretaria Ejecutiva de la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (CEPAL).Bárcena remarcó que se necesita un nuevo estilo de cooperación basado en el multilateralismo, que disminuya las asimetrías y asegure la completa participación de todos los países en transición en los esquemas de cooperación para el desarrollo.

Explicó que la Nueva Agenda de Desarrollo, conformada por la Agenda 2030 para el Desarrollo Sostenible y sus 17 objetivos (ODS), la Agenda de Acción de Addis Abeba para la Financiación del Desarrollo, el Marco de Sendai para la Reducción de Desastres y el Acuerdo de París sobre el Cambio Climático, requerirá recursos que varían entre los USD 2,5 y 4,5 trillones de dólares por año (según cálculos de 2017 del Grupo de Desarrollo de las Naciones Unidas).

Bárcena recordó que 28 de los 33 países de América Latina y el Caribe son clasificados como de renta media (85% del continente), lo que dificulta su acceso a fuentes de financiamiento tradicionales, como la asistencia oficial al desarrollo (AOD). En este contexto, la alta funcionaria de las Naciones Unidas destacó que es necesario profundizar la cooperación Sur-Sur y la cooperación triangular, ya que ambas propician un nuevo modelo de cooperación entre pares que permite proteger los intereses de los países de renta media, fortalecer la participación de las naciones en desarrollo en los foros globales de cooperación fiscal, y enfrentar la dañina competencia tributaria entre países mediante programas regionales integrados.

Para la funcionaria, el PIB per cápita no refleja las brechas estructurales y no debe ser el criterio de asignación para el financiamiento. Debemos cerrar brechas para ahorrar, invertir, movilizar recursos internos y externos (mercados de capitales, inversión extranjera directa y remesas)”, explicó. Asimismo, enfatizó que es necesario hacer una redefinición de políticas y criterios de asignación de recursos internacionales de cooperación Norte-Sur, Sur-Sur y triangular, así como crear nuevas métricas que incorporen la multidimensionalidad del desarrollo y movilizar fuentes públicas y privadas de financiamiento que no sustituyan el compromiso de 0,7% de PIB para AOD.

Alicia Bárcena se refirió a la llamada “trampa del ingreso medio” en la cual caen aquellos países que, habiendo alcanzado su frontera tecnológica no pueden competir globalmente debido a los bajos salarios y, al mismo tiempo, tampoco han podido desarrollar mayores niveles de innovación, cambio tecnológico y producción de bienes y servicios intensivos en conocimiento. “La trampa del ingreso medio es una restricción generalizada al desarrollo ya que impide a los países mantener el crecimiento en el largo plazo y converger al mismo tiempo hacia economías más avanzadas. Los países de América Latina y el Caribe están continuamente luchando por superarla”, declaró.

Fuente: LatinPress

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