La estrategia de eco-eficiencia en el uso de combustible en la compañía se basa en los siguientes ejes: iniciativas que permiten la reducción del uso de combustible y la renovación periódica de la flota. Actualmente con 332 aeronaves, la flota de LATAM, tiene una antigüedad promedio de siete años y está compuesta por modelos con motores eficientes que emplean tecnología de punta evitando desperdicio de combustible, además de reducir las emisiones de CO2 y de óxido de nitrógeno (NOx). Otro beneficio de los aviones nuevos, es la disminución en la generación de ruido, un tema prioritario para el grupo debido a la expansión de las zonas urbanas poblacionales, habitadas alrededor de los aeropuertos y el aumento del tráfico aéreo en los últimos años.

Flota joven

• Antigüedad promedio: 7 años.
• En 2016, fueron retirados de operación los modelos Airbus A330 de bajo desempeño ambiental.
• La flota fue renovada, con seis aeronaves Airbus A350 totalizando siete. Ese modelo utiliza un 25% menos combustible que otros modelos de tamaño similar y genera 40% menos ruido.
• Entraron en operación dos aeronaves Airbus A320neo, con motores de última generación que reducen en un 15% el uso de combustible y en un 50% el ruido.

Después de alcanzar el nivel de excelencia mundial en la gestión del uso de combustible en las etapas de taxi out, despegue, aproximación, aterrizaje y taxi in, siempre de la mano de un monitoreo constante de la performance de los aviones y el mantenimiento asociado. El trabajo priorizó la búsqueda de eficiencias en la etapa de crucero de los vuelos, que llega a representar un 95% del consumo total.

La seguridad como prioridad

Un sistema de manejo de grandes volúmenes de información desarrollado internamente procesa la información de los vuelos reales volados segundo a segundo y compara con los planes de vuelo previstos, permitiendo la identificación de oportunidades de reducción ruta a ruta. A partir de ese sistema es posible optimizar la planificación de rutas ya sea mejorando adherencia a ciertas aerovías ya voladas o bien definiendo nuevas, contribuyendo con el consumo eficiente de combustible y estandarizar las operaciones de aproximación y aterrizaje, estimando mejor la cantidad necesaria de combustible para esas etapas y finalmente entregando una mayor confianza a los pilotos en el plan de vuelo, siempre con la seguridad como prioridad.

El consumo interno de energía cayó un 2,4% de 2015 a 2016, influido especialmente por la reducción en el consumo de combustible. Las diversas medidas de eficiencia en el uso de combustible resultaron en una reducción de 6.050 TJ en el consumo energético.