En busca de proteger y apoyar a los clientes del canal tradicional de Coca-Cola Andina Chile (pequeños y medianos comerciantes) que permanentemente se enfrentan a la amenaza de perder ventas debido a una menor frecuencia de compra en comparación con supermercados y tiendas de conveniencia, se generó un proyecto que busca revitalizar el valor generado por los comercios de los clientes y mejorar la experiencia de compra de los consumidores finales.

La razón de aumento de preferencia de consumidores por supermercados se debe principalmente al surtido de productos, ofertas, limpieza y orden. Pero siguen eligiendo los almacenes de barrio por ofrecer una mayor rapidez en la atención, cercanía y calidez de quien atiende. De este modo, la compañía busca transferir algunos atributos del canal moderno al tradicional, ordenando la sala de venta y apostando a aumentar el surtido de los productos de Coca-Cola Andina, pero manteniendo sus valores principales de modo de mejorar la experiencia de compra de los consumidores.

La iniciativa – que alcanzó a 630 clientes de Coca-Cola Andina Chile – tuvo una inversión de más de un millón de dólares y el foco fue intervenir estos locales dándoles una nueva cara más llamativa y atractiva para los consumidores. El plan para cada cliente se realizó a la medida de sus necesidades, pero en general consistió en intervenir su fachada con letreros, toldos, focos, imágenes y/o pintura. Además, en el interior se aumentaron en promedio 3.5 puertas de heladeras permitiendo que los clientes ampliaran el surtido de productos; se instalaron 1.7 metros de muebles modulares permitiendo espacio para los productos de la compañía, pero además para pan y verduras y se agregó información de sectores como “lácteos”, “limpieza”, etc. lo que generó un nuevo orden en el local.  Todo esto se acompañó de capacitación en estrategias de ventas, buscando que el proyecto los ayude a generar más rentabilidad de su negocio e impactando directamente en la calidad de vida de sus dueños, dependientes, familias y la comunidad donde están insertos. 

Como resultados para Andina, los clientes vienen creciendo un 17% sobre la tendencia de otros clientes comparables, no solo generando buenos resultados para ellos si no que pagando la inversión realizada en el cliente. De este modo se logra revitalizar el negocio del cliente y destacar el valor que otorgan a sus consumidores a través de una propuesta de cercanía, calidez y conveniencia, en una relación en la que ganan la  compañía, el cliente propietario del almacén y los vecinos que hacen sus compras en las tiendas, en un modelo de valor compartido, económico y social.

Hoy en día Chile enfrenta un gran desafío como país en torno a la gestión de los residuos; la disminución en su generación, y el fomento de la reutilización y el reciclaje buscando nuevos usos para los materiales son parte de la nueva forma de producción y consumo, que impulsan a la sociedad a pasar de modelos de economía lineal a modelos de economía circular. Como compañía, Coca-Cola Andina ha incorporado este desafío en su estrategia de negocio.

En este contexto, el “Programa de educación ambiental, Coca-Cola Andina Kyklos”, surge con el objetivo de entregar herramientas educativas y de generar conciencia sobre el cuidado del medio ambiente y en particular del reciclaje. La empresa busca con el programa, generar y dejar instalada una cultura de reciclaje en cada uno de los colegios, empoderando a los niños, apoderados y personal de los colegios, transformándolos en “líderes ambientales de su comunidad”, contribuyendo a mejorar su desarrollo personal y académico, así como al bienestar de su comunidad.

El programa además ayuda a los colegios a avanzar en el camino de la certificación ambiental, incorporando prácticas de reciclaje y reutilización de materiales, así como también herramientas para el cuidado del agua y de energía tanto dentro del colegio como hacia su comunidad más cercana. Junto con ello, se entrega infraestructura a través de un punto limpio construido por la misma comunidad escolar, el que es alimentado diariamente por los residuos que se generan en el colegio así como de las casas de los estudiantes.

Durante el 2017, el programa fue implementado en 38 colegios, gracias a las alianzas que Coca-Cola Andina Chile generó con  la empresa B Kyklos y las distintas municipalidades de las zonas en donde la compañía tiene operación (Renca, Maipú y Puente Alto). Se formaron a 38.000  líderes ambientales y se recuperaron más de 21.000 kg de residuos, de los cuales 2.000 kg fueron de PET.
El programa ha contribuido a generar cambios significativos en las comunidades y barrios en donde está inserto, cambiando la percepción de basura de las comunas, y posicionando a comunas como Renca en la primera en contar con toda su red de colegios municipales con puntos limpios.

Este programa contribuye también a estrechar vínculos con los vecinos de las plantas y a generar impactos positivos en las economías locales mediando la promoción del trabajo de recicladores de base de las zonas y el desarrollo de productos a partir de material reutilizado.

El agua es un recurso fundamental para la vida y, conscientes de ello Coca-Cola Andina procura hacer un uso responsable, desarrollando procesos que permitan una mayor eficiencia en su consumo y la maximización de la reposición de este vital recurso a la naturaleza. Estos desarrollos están enfocados en el cuidado y eficiencia hídrica en todo tipo de procesos, tanto productivos como de servicios.

Durante mucho tiempo, el agua de servicios (sistemas de enfriamiento, lavadoras, lubricación) y el agua para la producción de bebidas, eran sometidas al mismo tratamiento de Nanofiltración, proceso que permitía recuperar cerca del 80% del agua, resultando ambas con la misma calidad. Dado que los requerimientos de calidad para el consumo en las áreas de servicios, podían ser inferiores al nivel requerido para la producción, se implementaron procesos de tratamiento más eficientes, mejorando la tasa de reutilización a cerca de un 100%. El cambio en el tratamiento de nuestras aguas de servicio, a través de la implementación del proyecto generó una disminución en el ratio de global agua de 10 % (dicho ratio es un indicador clave que se monitorea y mide la relación entre el agua utilizada y los litros de bebida producida).

Este proyecto, ha inspirado la permanente búsqueda de oportunidades de optimización de consumo de agua en los procesos, desde los distintos departamentos y a nivel cultural de la compañía. Este proyecto fue el puntapie para generar nuevas iniciativas exitosas; tales como la eliminación continua de eventos de fugas de agua en las líneas de producción; el mejoramiento de las lavadoras y la implementación de sistemas de filtros para los enjuagues de la lavadora; los  ajustes y seguimientos del consumo de agua en los procesos de limpieza y lavado de botellas y las sensibilizaciones para minimizar y ejercer control del proceso de lavado de pisos. Estas modificaciones han demandado inversiones por USD 800.000. La compañía está convencida que el retorno de la inversión se logra por beneficios económicos, medioambientales y de valor para la comunidad en cada uno de los lugares donde opera.

En línea con los principios de la economía circular y las 3 R como líneas de diseño de embalajes sustentables, a través de reducir, reutilizar y reciclar, Coca-Cola Andina ha puesto en el centro de su estrategia de empaques, al empaque retornable. Desde hace más de 75 años, se fomenta el uso de los empaques re utilizables, incentivando la devolución del envase por parte de los consumidores y maximizando su vida útil, al reutilizarlas en promedio 12 veces para el caso de los envases plásticos y hasta 45 en los envases retornables de vidrio.

Por otro lado, la compañía se encuentra en constante estudio de nuevos formatos para los empaques no-retornables,  con el propósito de reducir su gramaje y facilitar su reciclaje. Desde el 2015, se han generado grandes reducciones en la cantidad de material en los empaques de Coca-Cola Andina, principalmente en pequeños tamaños, alineando objetivos económicos y medioambientales.

Pero fue durante el 2017, cuando se generaron las mayores innovaciones en empaques. Los empaques de agua mineral Vital, (de 600cc. y de 1,5lt.) fueron seleccionados  para ser parte de un plan piloto de Ecodiseño, en conjunto con el Ministerio del Medio Ambiente de Chile y la empresa B Triciclos, con el objetivo de reformular los envases. Las botellas fueron estudiadas a través de herramientas de ecodiseño, con el objetivo de reducir la cantidad de plásticos contenida en los envases, además de lograr un diseño que facilitara su compactación y reciclaje.

El resultado fue la nueva botella ECOFLEX, que redujo en un 30% la cantidad de plástico necesaria para la elaboración de los envases y que se transformó en el primer empaque en lucir el “sello ambiental bajo en residuos”. El ahorro en resina plástica fue de cerca de 236 toneladas anuales. Esto también significó un ahorro de USD $405.345 para la compañía.

Iniciativas como esta, impulsan a la empresa a seguir generando cambios en sus empaques, entendiendo el interés cada vez mayor por parte de los consumidores por preferir empaques con menor cantidad de plástico, así como el rol de la compañía de disponer y facilitar el proceso de reciclaje, generando menores costos y mayor valor económico y medioambiental.