Fundada en 1883, Viña Concha y Toro se ha convertido en el principal productor de vinos de Latinoamérica con una destacada posición entre las compañías de vino más importantes del mundo y una presencia en 140 países. La compañía posee alrededor de 11.300 hectáreas de viñedos en Chile, Argentina y Estados Unidos. Su portafolio incluye los íconos Don Melchor y Almaviva y su marca emblemática Casillero del Diablo, además los vinos Trivento de Argentina y Fetzer de California. En 2015 Viña Concha y Toro ingresó al Dow Jones Sustainability Index Chile, primer índice de sustentabilidad de la Bolsa de Santiago, en 2017 ingresó al Top 10 a nivel global del Índice de Sustentabilidad Dow Jones en la categoría bebidas.
Trabajadores
2800
Sector Industrial
Vitivinícola
Biodiversidad
Viña Concha y Toro reconoce que la protección y el mejoramiento de la vida silvestre y la biodiversidad en los viñedos y en los ecosistemas circundantes es de vital importancia. La compañía no tiene operaciones productivas dentro de áreas protegidas, pero la presencia de distintas especies de flora y fauna habitando dentro de los viñedos demuestra el excelente estado de conservación del patrimonio natural, coexistiendo con la producción de vinos de calidad.
Entendiendo la importancia de la riqueza de la biodiversidad presente en su patrimonio y los beneficios que estos proporcionan, la compañía está desarrollando acuerdos de colaboración con organismos internacionales dedicados a la conservación medioambiental, con foco en restauración ecológica a escala de paisaje, y en la provisión de servicios ecosistémicos.
En Chile, la viña cuenta con un Programa de Conservación de Bosque Nativo. A través de este, ha implementado distintos programas y planes de manejo para proteger las más de 3.272 hectáreas de bosque nativo presentes en los diversos fundos. En 2017 se elaboraron planes de manejo específicos para cada bosque y curso de agua, de acuerdo a sus propias características geográficas de conservación. Durante 2018, el trabajo se centró en planificar la implementación de los planes de manejo en los próximos años.
Acciones por la conservación
En 2018, y como parte de las actividades para lograr el cumplimiento de los requisitos solicitados por la certificación del Código Nacional de Sustentabilidad de la Industria Vitivinícola Chilena, se realizaron una serie de iniciativas cuyo enfoque final fue la conservación de la biodiversidad:
Áreas con Alto Valor Ecológico (AAVE).
La difusión de estas prácticas se complementó con capacitaciones dirigidas a colaboradores que trabajan en fundos de la compañía, quienes son los primeros embajadores de la conservación de la biodiversidad en cada uno de los bosques de Viña Concha y Toro.
Huella hídrica
Desde 2010, la compañía mide anualmente la huella hídrica para las operaciones de Concha y Toro en Chile. Este proceso se realiza con la metodología de Water Footprint Network (WFN), abarca el proceso operacional completo e incluye todas las actividades de la cadena de suministro y de distribución. A través de esta metodología, la organización busca medir la cantidad de agua extraída que es efectivamente utilizada y que, por lo tanto, deja de estar disponible para el ecosistema o las comunidades locales.
La última medición de huella hídrica arrojó un resultado de 48 litros por copa de vino de 125 ml, lo que representa un 56% menor al promedio de la industria (109 litros por copa). En ese sentido, la compañía se fijó además como meta reducir en un 10% su huella hídrica al 2020. Es así como la empresa se encuentra desarrollando nuevas tecnologías y conocimientos para el manejo adecuado y la optimización de la gestión de recursos hídricos mediante el CII (Centro de Investigación e Innovación), para adaptarse a escenarios de escasez que podrían provocar enormes pérdidas para la producción de vinos de alta calidad a nivel global.
Durante 2018, el CII trabajó en la calibración de los coeficientes de cultivo de viñedos de acuerdo a la realidad de la compañía, con el objetivo de dar más precisión a las decisiones de riego y el cálculo de la huella hídrica de sus cultivos.
El 30.7% de la superficie terrestre está cubierta por bosques y estos, además de proporcionar seguridad alimentaria y refugio, son fundamentales para combatir el cambio climático, pues protegen la diversidad biológica y las viviendas de la población indígena. Al proteger los bosques, también podremos fortalecer la gestión de los recursos naturales y aumentar la productividad de la tierra.
El agua libre de impurezas y accesible para todos es parte esencial del mundo en que queremos vivir. Hay suficiente agua dulce en el planeta para lograr este sueño. Sin embargo, actualmente el reparto del agua no es el adecuado y para el año 2050 se espera que al menos un 25% de la población mundial viva en un país afectado por escasez crónica y reiterada de agua dulce. La sequía afecta a algunos de los países más pobres del mundo, recrudece el hambre y la desnutrición.