En esencia somos una compañía de servicio, cuyo mayor activo son las personas y que gracias a nuestro espíritu innovador y foco en la excelencia, nos hemos convertido en líderes de las áreas de alimentación y gestión integral de instalaciones, buscando aportar en diversos sectores como salud, minería, empresas, retail, industrias y educación.
Operando desde 1936, hoy nos encontramos presentes en 19 países del mundo y, con más de 248 mil trabajadores, hemos forjado una cultura de hospitalidad que busca impactar positivamente en nuestros socios, comunidad y el planeta.
Trabajadores
+26.000
Sector Industrial
Servicios a Empresas
Con más de 55 millones de almuerzos entregados al año, la minimización de residuos es uno de los focos de Aramark. Bajo la convicción de que el mejor residuo es el que no se genera, nuestros programas responden a soluciones a los residuos que se generaron en el servicio, evitando que sean enviados a rellenos sanitarios.
Desde el 2001 contamos con Waste Reduction, iniciativa que permite reducir la cantidad de residuos orgánicos que se generan, teniendo la posibilidad de medirlos e introducir eficiencias que disminuyan la huella de carbono.
Para el residuo que no se logró evitar, contamos con OrganiK, una tecnología que deshidrata y reduce su volumen hasta en un 90%, entregando como principal output del proceso materia orgánica deshidratada. Durante el 2020 implementamos esta iniciativa en el servicio de alimentación de uno de nuestros clientes mineros, lo que nos permitió gestionar más de 52 mil kilos de residuos orgánicos, evitando la emisión de más de 83 mil kilos de CO2.
El consumo y la producción sostenible consisten en fomentar el uso eficiente de los recursos y la energía, la construcción de infraestructuras que no dañen el medio ambiente, la mejora del acceso a los servicios básicos y la creación de empleos ecológicos, justamente remunerados y con buenas condiciones laborales. Todo ello se traduce en una mejor calidad de vida para todos y, además, ayuda a lograr planes generales de desarrollo, que rebajen costos económicos, ambientales y sociales, que aumenten la competitividad y que reduzcan la pobreza.
Desde hace tiempo se reconoce que para conseguir una economía robusta se necesitan inversiones en infraestructura (transporte, regadío, energía, tecnología de la información y las comunicaciones). Estas son fundamentales para lograr un desarrollo sostenible, empoderar a las sociedades de numerosos países, fomentar una mayor estabilidad social y conseguir ciudades más resistentes al cambio climático.