“El Grupo Aguas Nuevas nace en 2004 cuando se adjudicó la operación y explotación de las últimas
concesiones sanitarias que transfirió el Estado de Chile a privados, es decir, llevamos 17 años operando
de manera exitosa en el país, con un fuerte foco en la calidad del servicio de cara al cliente y la buena
relación con todos nuestros grupos de interés, especialmente a nivel territorial.
Luego de casi dos décadas de operación, podemos afirmar que somos un grupo experto en aguas y
contamos con los equipos humanos y la capacidad necesaria para innovar e ir más allá del negocio
tradicional, abordando desafíos en materia hídrica para las más variadas industrias. Todo con el fin de
contribuir al país generando mejoras para todos los chilenos y chilenas.”
Fuente: Memoria Aguas Nuevas 2022.
Trabajadores
1210
Sector Industrial
Sanitaria
Con 20 años de experiencia en gestión hídrica eficiente y sostenible, los equipos de nuestra Compañía se desafían a seguir profundizando y ampliando su capacidad técnica y especializada tanto en abastecimiento urbano como para variadas industrias. Se perfilan como expertos en plantas desaladoras, y en el desarrollo y operación de sistemas de tratamiento de aguas y su integración con las comunidades.
El Grupo Aguas Nuevas cuenta con la operación de 12 plantas desaladoras ubicadas en las regiones de Arica y Parinacota, Tarapacá, y Atacama, siendo un referente en Latinoamérica, abasteciendo de agua desalinizada a nuestros clientes. Nuestra operación más emblemática y destacada es la Planta de Tratamiento de Agua de Mar de Caldera (PDAM), situada en la Región de Atacama y ganadora del reconocimiento internacional Global Water Awards 2022 por operar la planta desalinizadora más eficiente de Chile, impulsada íntegramente por energía eólica y solar. Como una de sus fortalezas, resalta la excepcional eficiencia energética de la planta y el innovador diseño en su construcción, las que dan cuenta de su compromiso con la sostenibilidad y la responsabilidad medioambiental.
Ejecutamos inversiones por más de UF 300.000, orientadas tanto a proyectos de ampliación y renovación de la infraestructura, como a la mejora de la calidad del servicio.
En producción de agua potable, y para asegurar la continuidad de suministro en las localidades de la cuenca del valle del río Huasco, renovamos fuentes subterráneas, refaccionamos la planta de tratamiento de Zlatar y optimizamos las captaciones superficiales del canal El Pino, entre otras inversiones, todo ello por un monto cercano a las UF 40.000. En el norte, en tanto, avanzamos en la conexión de la planta desalinizadora de la empresa Aguas CAP (Compañía de Aceros del Pacífico) con la línea que alimenta Chañaral, entregando mayor robustez y flexibilidad al sistema, con una fuente confiable y permanente en el tiempo para esta ciudad y otras localidades abastecidas en el litoral norte de la región.
También renovamos 5 km de redes de distribución, en las distintas localidades atendidas, que, sumadas a la ejecución complementaria de válvulas, grifos y arranques, totalizaron un desembolso de UF 32.000 en el año. En las redes de recolección de aguas servidas, renovamos 4 km de colectores, además de la renovación de conducciones y la construcción de cámaras de inspección y uniones domiciliarias por un monto de UF 90.000. Por último, en el ámbito de la innovación, implementamos la tele lectura en los medidores domiciliarios, adquiriéndose cerca de 10.000 medidores digitales ultrasónicos y 26 Gateway, que nos permiten capturar y transmitir información, a través de una inversión que superó las UF 20.000.
El agua libre de impurezas y accesible para todos es parte esencial del mundo en que queremos vivir. Hay suficiente agua dulce en el planeta para lograr este sueño. Sin embargo, actualmente el reparto del agua no es el adecuado y para el año 2050 se espera que al menos un 25% de la población mundial viva en un país afectado por escasez crónica y reiterada de agua dulce. La sequía afecta a algunos de los países más pobres del mundo, recrudece el hambre y la desnutrición.
La igualdad entre los géneros no es solo un derecho humano fundamental, sino la base necesaria para conseguir un mundo pacífico, próspero y sostenible. Lamentablemente, en la actualidad, 1 de cada 5 mujeres y niñas entre 15 y 49 años de edad afirmaron haber experimentado violencia física o sexual, o ambas, en manos de su pareja en los 12 meses anteriores a ser preguntadas sobre este asunto. Además, 49 países no tienen leyes que protejan a las mujeres de la violencia doméstica. Asimismo, aunque se ha avanzado a la hora de proteger a las mujeres y niñas de prácticas nocivas como el matrimonio infantil y la mutilación genital femenina (MGF), que ha disminuido en un 30% en la última década, aún queda mucho trabajo por hacer para acabar con esas prácticas.