Aguas Andinas es una empresa chilena de servicios sanitarios, que realiza el suministro de agua potable y alcantarillado en la ciudad de Santiago de Chile, a excepción de la totalidad de las comunas de Maipú y Cerrillos; el 1% de San Bernardo, y una parte de Estación Central, las que son abastecidas por el Servicio Municipal de Agua Potable y Alcantarillado de Maipú. Es una de las mayores empresas sanitarias de Latinoamérica, prestando servicio a más de 8 millones de habitantes y con un total de más de 71.000 hectáreas de concesión. Está controlada por el Grupo Agbar español, que también controla Aguas Cordillera y Aguas Manquehue.
Trabajadores
2103
Sector Industrial
Sanitaria
Aguas Andinas participa como socio fundador y miembro del Directorio de esta instancia de colaboración público-privada que busca contribuir al resguardo de la seguridad hídrica en Santiago y proteger el río Maipo. El fondo cuenta con la participación del gobierno regional y representantes de instituciones sociales, ambientales y diversas empresas.
Objetivos
mitigación de impactos.
Líneas de Acción
1) Gestión de la información
3) Eficiencia en el uso de los RRHH.
4) Gestión de riesgos.
5) Cultura del agua.
6) Ordenamiento territorial.
2) Protección cuerpos de agua y ecosistemas acuáticos.
En 2020 y por segundo año consecutivo Aguas Andinas obtuvo calificación A correspondiente a la categoría de Liderazgo en el programa Supply Chain del CDP (Carbon Disclosure Proyect). El foco de esta iniciativa es contribuir al desarrollo sostenible de la cadena de suministro mediante una encuesta que aborda riesgos y oportunidades asociados al cambio climático y a la gestión de los gases de efecto invernadero (GEI).
En este segundo año el 69% de los proveedores que respondieron el cuestionario, señalaron que cuentan con un sistema de identificación de riesgos (28) y oportunidades (34) asociados al cambio climático, así como con iniciativas de reducción de emisiones (37 en total), 60% de energía y 14% de economía circular, entre otras.
Los proveedores de Aguas Andinas reportaron una disminución de sus emisiones de 50% entre 2019 y 2020, igual a -4,4 millones de tCO2e .
Dado que los equipos actualmente disponibles en el mercado para medir la turbiedad ofrecen bajos rangos de detección y deben estar en contacto con el agua (corriéndose el riesgo de que escombros arrastrados por el cauce los dañe gravemente), Cetaqua y el centro AC3E de la Universidad Técnica Federico Santa María trabajan conjuntamente en desarrollar un dispositivo de medición de altas turbiedades en terreno.
Sobre la base de procesar imágenes del río, el objetivo es contar con un sistema que brinde de manera remota una detección oportuna y robusta de los eventos de incremento súbito y sustancial de turbiedad y que, además, permita conocer la evolución de la turbidez una vez culminado el evento climático para tener información que ayude a determinar de forma fidedigna el momento adecuado para reiniciar la captación de agua del río para su potabilización. Los resultados preliminares han sido positivos. En pruebas de laboratorio los sensores estimaron con mayor precisión las turbiedades, variable clave para gestionar la infraestructura crítica de captación en eventos de turbidez extrema, y también se efectuaron ajustes de mediciones en condiciones reales, existiendo ya un prototipo instalado en terreno.
El agua libre de impurezas y accesible para todos es parte esencial del mundo en que queremos vivir. Hay suficiente agua dulce en el planeta para lograr este sueño. Sin embargo, actualmente el reparto del agua no es el adecuado y para el año 2050 se espera que al menos un 25% de la población mundial viva en un país afectado por escasez crónica y reiterada de agua dulce. La sequía afecta a algunos de los países más pobres del mundo, recrudece el hambre y la desnutrición.
El cambio climático afecta a todos los países en todos los continentes, produciendo un impacto negativo en su economía, la vida de las personas y las comunidades. En un futuro se prevé que las consecuencias serán peores. Los patrones climáticos están cambiando, los niveles del mar están aumentando, los eventos climáticos son cada vez más extremos y las emisiones del gas de efecto invernadero están ahora en los niveles más altos de la historia. Si no actuamos, la temperatura media de la superficie del mundo podría aumentar unos 3 grados centígrados este siglo. Las personas más pobres y vulnerables serán los más perjudicados.
Desde hace tiempo se reconoce que para conseguir una economía robusta se necesitan inversiones en infraestructura (transporte, regadío, energía, tecnología de la información y las comunicaciones). Estas son fundamentales para lograr un desarrollo sostenible, empoderar a las sociedades de numerosos países, fomentar una mayor estabilidad social y conseguir ciudades más resistentes al cambio climático.